19 enero 2011

qué genial


Con el ritmo del cajón peruano, escuchando a lucha reyes ya son las 6 de la mañana, estoy aun despierto escuchando con atención a la persona más bestia y a la vez más culta que no pensaba conocer, su humildad no lo destruye como persona, ni su sabiduría lo eleva hasta el Olimpo como dios; me hablaba del origen de cada letra que escuchamos con el vaso agitándolo de un lado a otro, cada autor, cada cantante tenía su historia y él sí que la sabia, era excitante escuchar a todos coreando cada canción como si fuera nuestros últimos días de vida, con que amor, con una pasión. La fuerza de su mano daba en el cajón, con naturalidad, con sentimiento, era uno de esos cajones que se usan para guardar juguetes, pero que nos deslumbraba con el ritmo del mejor cajón del mundo. El sol del día nos alumbraba, como avisándonos que era momento de descansar, pero tal era la euforia que vivíamos en ese momento que el sol se puso a cantar con nosotros, nadie quería dejar de cantar, nadie, ni yo aunque no me sabia todas las letras las tarareaba diciendo ¡salud!
Esta bestia genial que conocí, me hablaba de todo, me estaba dando una clase magistral de música, pero no solo me enseño de eso, no como creen, me conto del origen de su colegio, de Eguren, que era el nombre de su colegio; me recito la Lámpara azul con un estilo que ni en los mejores recitales había apreciado; trataba de descifrar el acertijo de la poesía de Vallejo; y cuando pasamos al tema de deporte, no se quedaba atrás este era su fuerte, era su mejor tema para impresionar a todos, me conto sobre Lolo Fernández; sabia la vida de todos creo que hasta la mía, yo ya estaba asustado, pensé que en cualquier momento sacaba el aire mi vida secreta y muy controversial… Era un genio, pero al acabar la conversación no entendía, no cavia en mi cabeza por qué una persona con tantas dotes ganaba 20 soles diarios, por qué tenía que matarse físicamente, por qué tenía que rajarse el lomo, por qué tenía que sufrir, por qué.
Es la realidad de la vida, un genio ganando esta miseria, que hacía una vida paupérrima, que no servía para nada.
Nuestra bebida se termino, guardaron el cajón ya cansado de habernos hecho gozado toda la madrugada, los labios de todos se estaban secando producto del licor, y la conversación con esta bestia genial estaba llegando a su fin, dejándome impresionado, como muy pocas personas en esta vida me han dejado. Realmente era alguien genial.

LUIGUI

1 comentario:

Anónimo dijo...

NUEVAS IDEAS EN TU VIDA K T PARECE?