22 diciembre 2010

EL AMOR ERRADO DE SEBASTIAN

                                 

En ese lugar fúnebre estaba ella sentada, con la mirada más pura y fina que nunca en su vida pudo imaginar ver Sebastián, un hombre desdichado, rechazado por la sociedad por esas ideas locas de escritor, la única mirada que en su vida pudo observar que le dio interés fue la de aquella muchacha al entrar a ese nauseabundo bar. Sentado desde la mesa del frente él no le quitaba la mirada pero ella seguía mirando el umbral de la puerta, era otro rechazo que Sebastián sentía en su vida, otro deslumbrante momento que se convertía en cenizas repugnantes. Pensó tal vez que aquella muchacha no le quería dirigir la mirada por vergüenza a que él se dé cuenta la atracción que le propiciaba, y decidió escribirle una nota para sentarse juntos a charlar, el mozo se la dejo entre manos pero ella seguía mirando el umbral de la puerta rechazando otra vez el gesto de Sebastián, que no sabía su nombre, ni sus gustos, y no entendía por qué ella lo miró de la manera más linda al entrar el bar, estaba desesperado. De pronto mientras él meditaba el comportamiento extraño de aquella mujer de ojos azules tan bellos como el cielo de la noche, se escucho una explosión  dentro del bar, que pronto se convirtió en llamas NUNde fuego por el abundante alcohol, todos corrían despavoridos mientras que aquella mujer solo atino a ponerse de pie, pero así mismo no quitaba la mirada del umbral de la puerta, Sebastián quería ayudarla pero el fuego lo hacía imposible, le gritaba que corra pero ella seguía mirando aquel umbral, estaba un más desesperado, no quería dejara ahí a la única persona que con tan solo una mirada le dio cariño, amor, ternura y afecto que nunca antes había recibido, era capaz de arriesgar su vida por salvar a aquella mujer de ojos celestiales, quería aunque sea saber su nombre para recordarla como si hubiese sido suya, la amaba en segundos y no quería perderla; pero como era de esperar imperó su cobardía y las dudas de que tal vez ella esperaba a alguien que pase por aquella puerta del bar, que solo jugó con él y lo humillo mientras pudo,  ya no la amaba, la empezaba a odiar mientras quemaba aun más el fuego siniestro, pero aun no podía quitarse de la mente esos ojos azules tan bellos y cautivadores, aun con los pensamientos maquiavélicos que corrían por su mente quiso darle ayuda y grito para que ella se le acercase y salir por la ventana ya que la puerta que tanto miraba la muchacha estaba saturada por el fuego, pero ella no volteo a verlo para escapar seguía con la mirada hacia la puerta. Ya cansado de tantos esfuerzos decidió saltar por la ventana dejando ahí a aquella muchacha, y pensando que tal vez ella esperaba la llegada de su hombre por aquella puerta. Otra vez Sebastián quedo con la autoestima por los suelos, no entendiendo el porqué de aquella enamoradiza mirada, ni por qué aquella muchacha prefirió quedarse en el bar sin aceptar su ayuda, si tan solo lo hubiera mirado otra vez, hubieran escapado juntos..
Al apoderarse las cenizas del lugar, llego una mujer preguntando por la descripción de aquella muchacha, Sebastián le dijo que se quedo dentro, que no quiso recibir ayuda para salir, la mujer de avanzada edad solo lo miró y echó a llorar, cuando traían el cuerpo de la muchacha calcinado pero con los ojos aun abiertos, como para no perder su belleza y su majestuosidad de mirada; la señora abrazando el cuerpo de la muchacha solo dijo: NUNCA CONOCIÓ EL MUNDO, NUNCA CONOCIÓ AL AMOR, NUNCA HIZO USO DE ESOS LINDOS OJOS AZULES, NUNCA NOS VIÓ…

(LUIGUI)


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